23/5/10

La ESMA, como "una charla de café"

“Los sobrevivientes a los cuales entrevistamos realizaban tareas de trabajo esclavo pero no ejecutaban ninguna que pudiera haber sido utilizado para que se capturaran nuevas personas”. Como lo explica Myriam Bregman, abogada del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH), eso trata de demostrar Esma/Memorias de una resistencia, el documental realizado por la Asociación Ex Detenidos Desaparecidos y CeProDH, pre-estrenado en el cine Gaumont, el pasado 10 de mayo. “Eso ya era una colaboración, no era trabajo esclavo”, añade.

Aclarar la diferencia entre estas dos acciones, una obligada y otra a disposición, lleva al otro objetivo de la filmación: romper con las míticas frases “algo habrán hecho” y “por algo sobrevivieron”. La primera creada para evitar reacciones en la sociedad cuando las personas eran secuestradas, y la segunda, para generar desconfianza sobre los que lograron vivir tras el enorme genocidio. Establecidas por la última dictadura militar, estos lemas son un tema que tampoco nunca antes había sido abordado en profundidad por los documentales ya existentes.

Este trabajo cinematográfico, realizado en apenas siete meses y con una sola cámara, se basa en cuatro entrevistas individuales y una grupal, donde los sobrevivientes cuentan sus experiencias como detenidos subversivos de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), durante la última dictadura militar argentina.

¿Por qué son Enrique “Cachito” Fuckman, Osvaldo Barros, a Andrea Bello y Carlos “sueco” Lordkipanidse los que cuentan la historia?

Porque son cuatro sobrevivientes que estuvieron en la ESMA y que son testigos en este juicio. Yo conocía sus relatos porque soy su abogada en estas causas, entonces sabía del trabajo esclavo a los que fueron avasallados. Sobre todo el caso de Carlos Lordkipanidse, que estuvo sometido dos años y medio. Otros casos me llamaron personalmente la atención y me conmovieron, como el de Andrea Bello. Siendo detenida desaparecida, tuvo una especie de libertad vigilada. Tenía que entrar a la ESMA a dormir pero podía salir durante el día, un régimen muy habitual en ese centro clandestino. Ella arriesgó su vida, hasta en ese momento, tratando de salvar a otros compañeros –en sus botas escondía fichas con información de gente que los militares planeaban secuestrar-. En este caso, te ubicás en el lugar de una chica de 19 años que para nada priorizó su lugar individual de seguridad, después de todo el horror que había pasado en su cantidad de meses de estadía en la ESMA.

Sin embargo en el documental destaca más el aspecto informativo que el emotivo, que ya de por sí tienen los testimonios ¿Fue intencionado o los relatos llevaron a eso?

Las dos cosas. Se dio así porque este tipo de documentales a veces se hacen bastantes difíciles de digerir para el que los observa, porque están contando cosas muy horrorosas. Y creo que obviamos este punto para que pueda verse en todos lados, y por todos, hasta los chicos más jóvenes. Si fuese más emotivo, tendría otro tipo de sensaciones en el que lo ve pero quisimos evitar eso.





ESMA/Memorias de una resistencia fue pensado por Bregman como una herramienta de concientización. El motor que la impulsó fue la necesidad que observó de que se abra un debate sobre cómo funcionaban los centros clandestinos, pero por fuera de las 50 personas que cotidianamente participan de los juicios. Cree que la falta de discusión no se relaciona al escaso interés por parte de la sociedad, sino por la sencilla razón de que no se dan las facilidades para que las audiencias, por ejemplo, lleguen más directamente a la gente. “Cuando fue el juicio de (Miguel) Etchecolatz, el tribunal de La Plata permitió que se lo televisara en vivo, por lo menos las partes fundamentales; y cada vez que salía de ahí y venia a Capital, me paraban por la calle y me hablaban del juicio”, recuerda la abogada integrante del colectivo Justicia Ya. “Creo que si se dieran las facilidades para que estas cosas sean transmitidas, se verían y eso retroalimentaría el interés. Pero la agenda de los medios no lo permiten”. Y remata: “El interés de la gente está porque sino estos juicios no se harían”.


¿Qué es lo que lo que desean que genere en la gente este documental?




¿Qué sentiste al ver el documental proyectado en el cine?

En los instantes previos, mucha ansiedad, porque uno observó cada pedacito de la realización, y de pronto verlo en el cine es un cambio muy grande. También porque nadie fue solo. Todos fueron con la familia. Incluso los entrevistados llevaron a sus hijos, algunos de ellos chicos. Que hayan ido Madres de Plaza de Mayo y algunas de las personas que en el documental después se nombran, como Beti… Ver que esa persona que se esta nombrando está en el publico… Miembros de otros organismos de Derechos Humanos, organismos que por ahí no trabajan tanto con este tema pero que vinieron a ver de qué se trataba. No sé, es bastante indescriptible la sensación; porque uno cuando está metido en un proyecto así, cuesta después verlo desde afuera; y cuando te sentás en el cine, es algo ajeno a vos, como algo que estás viendo por primera vez nuevamente. No sé bien cómo describirlo.




ESMA/Memorias de una resistencia tiene la narrativa de “una charla de café”. Esto se debe a que no hay nada en la filmación que esté guionado, debido a que primeramente, el proyecto fue pensado con la idea de realizar los encuentros individualmente. Myriam Bregman recuerda: “Filmamos la primer entrevista y dijimos: `esto es un documental`”. Uno, cuyo pre-estreno se llevó a cabo un lunes por la noche con una sala repleta de gente. Protagonistas y “ajenos” –aunque nadie es ajeno a esta historia-, se encontraban en un mismo lugar para ver y luego, merecidamente, aplaudir este paso en el camino de apenas 33 años de lucha.



Decí ¡NUNCA MÁS!









*El triler del documental fue obtenido de la página web del Partido de los Trabajadores Socialistas









FUTURO INCIERTO

Hasta el momento, ESMA/Memorias de una resistencia queda sólo en el estado de pre-estreno y en las copias que quienes participaron ese días pudieron comprar. Virginia Rom, la productora y quien arreglan las fechas con el INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales), espera que se haga el estreno en el cine Gaumont (Av. Rivadavia 1635) antes de la apertura del Mundial Sudáfrica 2010 de futbol ya que en esa época la programación del Instituto sufrirá modificaciones. Finalizado el evento, lo más probable es que se proyecte durante una semana en ese mismo lugar.






Redactora: Michelle Kowalewski

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