25/4/10

CARAMELO MALDITO

¿Cuántas veces pasaste por un kiosco y no te resististe a comprar ese chocolate que tanto te gusta? ¿Cuántas veces comiste la bolsa de caramelos sólo porque te atrajo ese arco iris de colores? ¿Cuántas veces caíste en la trampa de pensar que por comerte una golosina “light” ibas a ser menos culpable de romper la dieta? ¿Cuántas veces se te cayó el mundo encima y buscaste consuelo en ese alfajor triple, tan amistoso y comestible?

Ya sabemos que las golosinas son sumamente tentadoras pero te cuento que esa actitud es perjudicial para tu salud. La mayoría contienen ciertos ingredientes que, quizás a corto plazo no lo notes, pero que con el tiempo hacen que se te caigan los dientes, te vuelvas obeso, sufras de diabetes, tengas un paro cardíaco, y la lista continúa. Ni hablar de que son cero nutritivos y contienen exuberantes dosis de ingredientes artificiales, como los colorantes, y grasas, calorías (kcal) e hidratos de carbono en exceso, como los azúcares y el colesterol.

Y realmente en exceso. Un alfajor triple de la VACA (guiño guiño) contiene 38 gramos de azúcar. Si a esto le sumamos el dulce que contienen el café de la mañana, el vaso de gaseosa en la cena, las frutas del postre, y ni hablar si te comes un flan, estarías sobrepasando los 20 o 30 gramos de azúcar que una dieta razonablemente equilibrada permite por día.

Los especialistas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirman que las golosinas no tienen ninguna ventaja para el organismo porque contienen excesivas cantidades de calorías y no aportan nutrientes interesantes para el cuerpo. Para que te lo imagines, lo sano sería consumir 2000 calorías diariamente; y las que contienen las golosinas son descomunalmente elevadas. Cien gramos de caramelos de goma contiene 360 kcal, y la misma cantidad de oblea de BONOBOM, 540.

¿Qué es lo primero que nos atrae de las golosinas?
Sus múltiples y brillantes colores son lo que primero nos hacen desearlas por los efectos estimulantes que producen en el cerebro. Como consecuencia, caemos en la tentación de comprarlas y comerlas. Pero sus efectos van más allá del consumismo, y ponen en juego la salud. Según la OMS, entre los colorantes más usados en la industria alimenticia, hay un grupo llamados “azoicos” que puede llegar a potenciar distintas enfermedades, como por ejemplo, el asma o la alergia en quienes sean propensos a padecerlos.

También existen los dulces bajas calorías o las llamadas light. ¿Pero son realmente mejores que las comunes? En este tipo de alimentos suelen reemplazar el azúcar por otros endulzantes, como el aspartato o la sacarina. Pero ¡ojo! Hay que tener cuidado porque el uso excesivo de estas sustancias tampoco es saludable, y menos si tenemos en cuenta que una actitud muy común es pensar que “como total dice light” comemos dos chocolates en lugar de uno.

Además, no hay que confundir Light con Diet, porque aunque sus significados parezcan iguales son MUY diferentes. El primero, sí se refiere a que contiene menos calorías. En cambio, de la segunda manera se le llama a cualquier producto que tenga modificaciones en su receta respecto a la original. Esto implica que pueda tener MÁS calorías. Una estrategia muy utilizada por algunos comerciantes es utilizar la palabra diet en los envoltorios de sus alimentos, ya que la mayoría de la gente no conoce su verdadero significado.
Otro aspecto a tener en cuenta es que los empresarios de estos alimentos usan como táctica el color verde para la estética de sus productos, porque es una tonalidad muy asociada a lo saludable y natural. De esta forma, hace pensar al consumidor que lo que come es supuestamente sano.

Las golosinas son un riesgo para tu salud. Si comiéras un alfajor por día, o 30 grs. de gomitas, o dos tabletas de dulce de leche, o 50 grs. de confites de chocolate, en un mes equivaldría a haber consumido un kilo de azúcar blanca; en un año 12 kgs., en diez años a 120 y en cincuenta años habrías ingerido ¡¡¡600 kilos!!!


No te dejes caer en la tentacion, librate del mal, deja de morfar.




*Las imágenes son propias

19/4/10

LA SALUD DE LA MUJER EN EL ABORTO

Cuestiones económicas; no haber salido todavía de la adolescencia; no sentirse preparada para asumir el rol; no querer ser madre soltera; no querer renunciar a su proyecto de vida, son algunas de las razones por las cuales muchas mujeres deciden interrumpir sus embarazos. Sin embargo, los preceptos establecidos en el Código Penal argentino, artículo 86 inciso 2, sólo avalan el aborto en situaciones de "violación o de un atentado al pudo cometido sobre una mujer idiota o demente" -en estos casos no punibles, hace falta una autorización judial para efectuar el aborto-.


¿Pero qué sucede con aquellas que la ley no consiente?

Según el Ministerio de Salud de la Nación, se estima que el 60 por ciento de los embarazos no fueron buscados. Quinientos mil mujeres al año realizan abortos, de ellas 68 mil deben acudir a hospitales públicos por complicaciones, de las cuales 100 mueren. Estas cifras hablan por sí mismas. Aunque no sean dentro de un marco legal, quienes desean interrumpir sus embarazos consiguen hacerlo de manera clandestina. Estos métodos siempre resultan riesgosos para su salud, porque no sólo existe el peligro de muerte, sino también otros posibles problemas, como la infertilidad.

Si la ilegalidad del aborto no evita que sea una realidad de la sociedad argentina, ¿Por qué no legitimizarlo y defender la salud de las mujeres?

En el país, desde hace cinco años, se lleva a cabo una Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Está integrado por 250 organizaciones, entre ellas algunas políticas, sindicales y ONG's, además de contar con la participación de personas que, sin formar parte de ninguna movimiento en particular, luchan por esta causa. La doctora Nina Brugo, abogada especialista en derechos de género e integrante de la fundación Agenda de las Mujeres, explica que en el marco de la Campaña se presentó un proyecto para legalizar el aborto, que hoy cuenta con 45 firmas en la Cámara de Diputados del Congreso Nacional. Este plan solicita la interrupción voluntaria del embarazo dentro de las primeras doce semanas de gestación.

Además, plantea que deberá ser practido dentro de los sistemas de salud públicos y privados, y sin la necesidad de un permiso judicial. Fuera de ese plazo de tiempo, los abortos sólo se podrían hacer en caso de violación, cuando esté en riesgo la vida de la mujer o existan malformaciones fetales graves.

“Las Naciones Unidas han dicho que en Argentina la primer causa de muerte en mujeres de situación materna es el aborto séptico. Es por esto que consideramos que se debería dictar una legislación que evite las malas condiciones de la práctica. En los países que está legislado prácticamente no existe la mortalida por esta razón”, agregó Brugo.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que en las sociedades donde fue legalizado, la medida se acompaña con una fuerte educación sexual desde el ámbito educativo. Esto permite que la desición de concretarse un aborto sea tomada con consciencia y responsabilidad.

CUIDATE, INFORMATE, CONSCIENTIZATE

10/4/10

EL LADO OSCURO DEL TRATADO

"Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé" escribió una vez Enrique Santos Discépolo en su tango Cambalache, y no estaba tan equivocado. El jueves pasado, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el de Rusia, Dimitri Medvedev, lo confirmaron. Reunidos en Praga, firmaron el tratado START II (Strategic Arms Reduction Talks), que supone reducirán su armamento nuclear en un 30 por ciento en busca de, según las palabras de Obama, "paz y seguridad de un mundo sin armas nucleares".

¿Pero esta idea no supone una eliminación de un 100 por cierto de este arsenal? Que disminuyan la cantidad de armas no hace la diferencia si se tiene en cuenta que con sólo utilizar una de ellas se puede hacer, de grandes superficies de la Tierra, lugares inhabitables.


La famosa Gadget, fue la bomba nuclear utilizada en la prueba Trinity que llevó a cabo el gobierno estadounidense para experimentar la primera explosión de arma de estas características. Fue construida en 1945 y tuvo una potencia de 19 kilotones, que dejó un cráter de 330 metros de ancho y una onda de choque que se sintió a 160 kilómetros de distancia. Si a mediados del siglo XX se obtuvieron estos resultados, son inimaginables las consecuencias que ocasionarían las armas que la evolución de la tecnología permite construir, o construyó.

Prueba Trinity - 1945 - Nuevo México, E.E.U.U.


Sólo hace falta recordar la Topol-M, que fabricaron los rusos en 1992, con una ojiva de 550 kilotones de potencia y con la capacidad de modificarla para sumarle seis más. Claro, sin contar las más de 26 mil armas nucleares activas que había hace sólo cuatro años en el mundo, según el informe del Boletín de Científicos Atómicos (julio, 2006). Es cierto que muchas de ellas actualmente se encuentran fuera de servicio, sin embargo, esto no significa que hayan sido destruidas sino que se encuentran parcialmente desmanteladas.

Además, no hay que ser ingenuos y pensar que lo hacen de bondadosos, menos aún sabiendo que 1,5 billón de dólares del capital mundial es destinado cada año a la producción de armamento (62a Conferencia Anual DIP/ONG). Ni para Estados Unidos, ni para Rusia el desarme nuclear les será significativo, ya que las armas de las cuales están dispuestos a deshacerse son los ejemplares más antiguos, y su rendimiento ya no es óptimo comparado con las actuales de mayores capacidades destructivas.

La pregunta fundamental es por qué si se busca un mundo libre de guerras, el tratado apunta a la reducción del arsenal nuclear -Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START, por sus siglas en inglés)- y no a la eliminación definitiva del mismo. Obama proclama la paz pero pretende tener armamento bajo el colchón.

Del dicho al hecho hay un gran trecho, como suele decirse.